Esta semana está siendo especialmente dura para mi. Supuestamente era mi última semana de trabajo, pero como me quedaba una semana de vacaciones antes del despido, pues no tenía más remedio que cogérmela. Realmente no la he disfrutado, porque me tuve que traer trabajo a casa para poder acabar mi última publicación. También tuve que ir al ayuntamiento el lunes, porque me quedaban asuntos pendientes y además tenía que recoger mis cosas.
El miércoles por la tarde fui a rematar la publicación con mi jefe para darle el visto bueno antes de entrar en imprenta. Cuando acabamos, le pregunté cuándo tendría listos los papeles para ir a arreglarme el paro. Y aquí empieza mi desconcierto. Primero me dice que aún no ha hablado con su asesor para abordar ese tema. Al tenerme contratada, está recibiendo una bonificación que solicitó en su día por contratar a una mujer desempleada. Me dice que no sabe qué va a pasar con esa bonificación, teme que la tendrá que devolver al despedirme.
Entonces yo le digo que no es mi culpa, que me despide él porque le han recortado la subvención del ayuntamiento y no me quiere seguir pagando lo mismo que hasta ahora. Y él me sale con que no le puedo dejar con el culo al aire, que necesita una redactora para el periódico y que si me voy yo no tiene a nadie que lo haga.
Bueno, estupendo, pues me sigues pagando lo mismo que cobro ahora y los dos contentos, ¿no? Pues no, el caradura quiere que siga haciendo el mismo trabajo, cobrando la mitad, porque no tiene a nadie que lo haga. Me dice también que si no puedo hacerle el favor de buscar a otra persona. ¿Pero qué se piensa este hombre? ¿Que soy Teresa de Calcuta?
Estoy muy desconcertada y muy enfadada, porque esto no es normal. Se supone que me va a despedir hoy y formalmente no he recibido el aviso con 15 días de antelación. Me siento indefensa. Me temo que me haga una putada. Para que lo entendáis mejor, veréis. El 3 de enero de 2009 me llama antes de una comida familiar navideña y me dice que me despidió el 31 de diciembre ¿?¿?¿? ¿Cómo? ¿Perdona?
Me explica que me ha tenido que despedir porque necesita poner la empresa a nombre de su hijo (chanchullo fijo) y que no me preocupe, que me va a volver a contratar enseguida. Dos semanas después, le pregunto y me dice que por no sé qué motivos no me podía contratar hasta pasado un tiempo, pero que siguiera trabajando, que él me iba a pagar en negro.
Me fui a un abogado, le expuse el caso y me dijo que habiendo pasado ya los 15 días reglamentarios para pedir el paro, pues que no tendría derecho ni a solicitar el paro, ni a impugnar el despido. Me fui muy indignada ha hablar personalmente con el asesor de mi jefe. Le pregunté en qué condiciones se me había despedido y.... ta chan, ta chan.... era despido improcedente, con su correspondiente indemnización, más de 2000 euros.
Llamo a mi jefe y le digo que me acabo de enterar de esto, que tiene muy poca vergüenza por cómo ha hecho las cosas, y que encima me esté ocultando que me debe ese dinero. Él me dio largas y me citó para una semana después. A todas estas, por recomendación de mi abogado, tenía que seguir trabajando por si las cosas se ponían feas y acababan en denuncia y juicio.
Bueno, voy a hablar con él al cabo de una semana, y me dice QUE SE LE HABÍA OLVIDADO comentarme lo de la indemnización, y que no tenía dinero para pagármela. Que me la iría pagando poco a poco. En ese momento no sólo perdió toda la credibilidad que tenía, sino también la poca vergüenza que le quedaba.
Como yo estaba sin derecho a paro y con pocas garantías de ganarle en un juicio, esperé pacientemente otras tres o cuatro semanas, el plazo que me dijo que era necesario para poder volverme a contratar. Y en abril de 2009 firmé mi actual contrato. Me respetó el sueldo anterior, el horario y el resto de condiciones. De modo que me podía dar con un canto en los dientes.
Pero llegados a este punto, a día de hoy, sin saber qué se trae entre manos... ¿verdad que tengo motivos para desconfiar de él?
Esta tarde le llamaré para preguntarle si ya tiene clara su parte, porque necesito saber si hoy me ha despedido, o si el lunes tengo que empezar a redactar el siguiente ejemplar de la publicación en cuestión. Estoy muy enfadada y tensa. Me siento pisoteada y estafada.