jueves, 28 de julio de 2011

Vacaciones

Mañana a estas horas estaré oficialmente de vacaciones. Este año me hacen bastante ilusión más que nada porque me hacen mucha falta. La última semana de relax fue en semana santa y no llegó a cuatro días, pero como tampoco hemos hecho ninguna escapada desde el año pasado, pues parece que en esta ocasión las cojo con más ganas. 

No vamos muy lejos pero es un viaje preparado con mucha ilusión. Conoceremos varias ciudades castellanas, comeremos cosas ricas y saldremos a pasear por mil callejuelas y plazas. A la vuelta os cuento con detalle cómo ha ido la cosa. No estaré del todo desconectada, porque tendremos wifi en todos los hoteles, y al menos podré leeros. Pero seguramente no comentaré, ya que con el teclado del móvil me resulta bastante incómodo. Bueno, no llegaréis a echarme de menos porque son pocos días. 

Cambiando de tercio, esta mañana he visto a mi jefe y he notado una actitud bastante pelotilla por su parte. El caso es que siempre me regatea con la nómina, especialmente en verano. Hubo un año que me dejó con un descubierto porque en plenas vacaciones me cobraron algo a través del banco y él aún no me había ingresado la nómina. En cambio, esta mañana, nada más recordarle que a partir de mañana estaré de vacaciones, pues va y me dice (como excusándose) que ya me ha ingresado la nómina. Luego se ha pasado un buen rato diciéndome que lo hago todo muy bien y que la otra chica que tiene como redactora freelance es un desastre. Después de cavilar un rato, he llegado a la conclusión de que me está haciendo peloteo porque se huele que me voy a ir de la empresa.

Creo que se lo diré a principios de septiembre, para que tenga margen para buscar a otra persona que me sustituya. Bueno, le diré que primero quiero escuchar su oferta. Igual me sorprende, pero lo dudo. De modo que temo que su reacción no será muy buena. En el fondo me da mucha pena dejarlo. Es mal jefe, la verdad, porque no tiene criterio y en esta profesión es importante, pero en el fondo es buena persona. Nada, en septiembre me armaré de valor para hablar con él. 

Respecto a mi búsqueda, pues ya tengo cita con la ginecóloga, para mediados de agosto, así que no tardaré mucho en hacerme una ecografía. Eso me tranquiliza, porque ya sabéis que sospecho de un nuevo pólipo. 

Finalmente, hoy he dado un pequeño pasito más para mi futuro. He logrado la preinscripción en la Escuela Oficial de Idiomas para empezar a estudiar inglés a partir de octubre. Debo lograr plaza aún para la matrícula, así es que no tengo nada seguro, pero al menos ya estoy preinscrita. 

No se si volveré a escribir antes de coger la maleta, pero si no es así, pues aprovecho para despedirme hasta mi regreso. Un abrazo. 

domingo, 24 de julio de 2011

Esta vez tampoco

El desenlace no ha sido el esperado. Este mediodía me ha venido la regla con muy mala leche, le he sentido bajando, como suena. Ha sido después de dos días en los que casi hemos tocado el cielo. 

El viernes por la tarde estábamos bastante nerviosillos, de modo que se me ocurrió probar hacerme un test de ovulación para ver qué pasaba, para comprobar la leyenda urbana que dice que estos test son capaces de dar positivo antes que un test de embarazo. Si no lo habíais oído nunca os recomiendo leer esta entrada de mamá (contra) corriente, donde nos da su experimentada opinión al respecto. Bueno, como me quedaba aún un TO por ahí suelto, pues me aventuré con papá mimoso a hacernos la prueba. Para nuestro regocijo, el palito empezó a mostrar dos rayas de color de rosa muy bien definidas. Nos abrazamos, respiramos hondo y decidimos hacernos un test de embarazo, que salió negativo. 

Bueno, pensamos que aún era muy pronto para dar positivo, ya que aún no se había producido la falta. Pero con un resultado tan bonito en el test de ovulación, pues estábamos bastante emocionados. El sábado me desperté como siempre a las 7 de la mañana para tomar la temperatura basal. Para mayor alegría, no sólo no había bajado sino que marcaba una décima más. Uff, ya no pude volver a la cama. Estaba muy contenta. Quería poner los pies en el suelo, pero había algo en mi interior que me decía que esta vez por fin había ocurrido el milagro. 

Papá mimoso se levantó más tarde y cuando le conté lo que había pasado se emocionó muchísimo. No nos hicimos el test de embarazo porque me continuaba pareciendo muy pronto para que diera positivo. Tratamos de pasar el día ocupados para evitar pensar en ello, aunque fue realmente difícil. 

Anoche, antes de acostarnos, nos abrazamos y estuvimos fantaseando un poco con un positivo. Tenemos muchas ganas de que llegue ese momento, así que estuvimos imaginando cómo sería, a quién llamaríamos primero, decidimos que nuestros padres no se enterarían ahora, sino más adelante, para evitarles un sufrimiento en caso de que no fuera bien la cosa. 

Total, parecía que estaba llegando el momento. Esta mañana, a las 7, ha vuelto a sonar el despertador, como cada mañana. Me he puesto el termómetro en la boca durante más de cinco minutos. Estaba tranquila. Hace unos meses, cuando vivimos una situación parecida, recuerdo tomándome la temperatura mientras me castañeaban los dientes de lo nerviosa que estaba. Esta mañana, en cambio, estaba feliz, pensaba que iba a corroborar la buena noticia. 

Papá mimoso se ha despertado también. Otras veces sigue durmiendo sin darse cuenta de que ha sonado el despertador. pero hoy quería estar a mi lado para verlo y abrazarme pasara lo que pasara. Bueno, tras los cinco minutos, me quito el termómetro y plof: tres décimas menos!!! Qué fuerte. Esta vez tampoco. 

Nos hemos abrazado pero no hemos llorado ninguno de los dos. Parece que estamos madurando mucho. Al cabo de un rato nos hemos vuelto a dormir los dos. Y ya al levantarnos, el tema ha estado presente, pero sin excesivo duelo. Creo que estamos aprendiendo a asimilar estos pequeños reveses. A mediodía, como os contaba al principio, he empezado a notarme un dolor de ovarios bastante molesto y tal cual os digo, he notado cómo iba bajando lentamente. Uff, me emociono al recordarlo. 

Bueno, pues ya está. Este mes tampoco será. Debo confesar que teníamos un plan A y un plan B para nuestras vacaciones, dependiendo del resultado de hoy. Si teníamos positivo, pensábamos ir cerca de casa, a la playita, a pasar nuestras vacaciones paseando por la orilla del mar, comiendo sano y durmiendo mucho. El plan B, en cambio, es turismo de ciudad, que es el que siempre nos ha gustado. Bueno, pues vamos a empezar a mover el culo, je je, porque estamos a una semana de empezar las vacas y aún no hemos reservado nada de nada. Habíamos pensado descubrir varias ciudades del centro de España que nunca hemos visitado, como Segovia, Ávila, Salamanca, Toledo, etc. No tenemos aun claro el viaje, pero lo que está claro es que nos escapamos unos días. Lo necesitamos mucho. 

Gracias por todos los mensajes de la entrada anterior.

viernes, 22 de julio de 2011

De nuevo, el manchado

Llevo un par de días manchando ligeramente a pesar de que no espero la regla hasta dentro de unos días. La última vez que me pasó os lo comenté en el blog pensando que estaba ante un sangrado de implantación.

En esta ocasión, el manchado es muy ligero, también de color marrón y viene acompañado de una hinchazón de vientre considerable. Me cuesta abrocharme cualquier pantalón. También me siento malhumorada y cansada, aunque quizá todos estos síntomas no tengan nada que ver con el manchado. El caso es que no puedo evitar ilusionarme. Aunque el pensamiento dominante es más bien el contrario. Suelo ponerme triste y recordar el desenlace de los anteriores manchados. Todos acabaron en regla.

No tardaré en salir de dudas, quizás este mismo fin de semana pueda confirmar o descartar algo. El caso es que ayer hablaba con papá mimoso sobre todo esto y me hizo ver que quizá tengo idealizados los síntomas de embarazo. La verdad es que sí. Siempre he imaginado que cuando una mujer está embarazada empieza a notar cosas extraordinarias en su cuerpo.

Le pregunté a una amiga hace poco si ella había sentido algo especial antes de confirmar su embarazo y no supo qué contestarme. Me dijo básicamente que había sentido algo que no sabía explicarme pero que intuyó que estaba embarazada. Esta respuesta contribuye a mi tesis, aunque por otro lado también sé de mujeres que no han intuido nada en absoluto y el embarazo les ha pillado por sorpresa.

Sea lo que sea, el próximo martes llamaré a mi ginecóloga (es que sólo tiene consulta una vez a la semana) y pediré cita para después del verano. He tenido varios pólipos a lo largo de los últimos años y quiero asegurarme de que estos manchados no tienen nada que ver con un desarreglo. Sea lo que sea, aquí estaré para contarlo. 

martes, 19 de julio de 2011

Que se acabe ya

Últimamente ir a trabajar se me está haciendo muy cuesta arriba. Como consecuencia de los cambios que han afectado a mi departamento, el ambiente está muy enrarecido y mi compañera me está haciendo las cosas más difíciles. No quiero entrar en excesivos detalles, nunca se sabe quien puede llegar a leer esto, pero el resultado es que lo estoy pasando bastante mal. Muchas veces voy al baño sólo para desahogarme y llego a casa exhausta, no precisamente porque haya trabajado mucho sino porque me paso la mañana en tensión. Menos mal que no estoy embarazada. 

Quiero que llegue septiembre para dejar atrás todo esto. Sé que cuando llegue ese momento lo voy a pasar también mal, porque he estado aquí casi cinco años y se me hace muy difícil dejarlo. No todo ha sido malo. He tenido muy buenos momentos en este trabajo, pero ahora mismo tengo la necesidad de acabar. 

Por suerte, tengo cerca las vacaciones, un pequeño paréntesis que me ayudará a soportar mejor lo que me queda de contrato. Por suerte, estáis vosotras. Cuando me agobio mucho en el trabajo, os leo a escondidas para poder evadirme y ¿sabéis qué?: la mayoría de las veces me ayudáis a hacer esto más soportable, me hacéis reír y, lo más importante, me hacéis ver que ahora mismo no tengo ni la cabeza ni el corazón en este lugar. 

Es una mala racha que pasará pronto, pero mientras tanto si me veis algo pocha no me lo tengáis en cuenta, ya sabéis el motivo. 

lunes, 11 de julio de 2011

Las princesas también lloran

Charlene Wittstock y Alberto de Mónaco
El pasado fin de semana estuve ojeando una revista del corazón en casa de mis padres. Me entretuve un buen rato mirando las fotos de la boda del príncipe Alberto de Mónaco con la nadadora Charlene Wittstock, ya que desde pequeña me ha encantado cotillear los modelitos de ropa que salían en las revista. No pude evitar sentir cierta lástima por la nueva Grace Kelly.

Según recogen algunos medios, los contrayentes han firmado un acuerdo nupcial por el que ella se compromete a darle un heredero dentro de los próximos cinco años. ¿Qué pasará si pasado ese período de tiempo no consiguen concebir un niño (está visto que si es niña no puede heredar el principado)? ¿La  repudiará en ese caso? ¿Cómo podemos hablar en estos términos en pleno siglo XXI?

Ahora que estoy intentando tener un hijo, y que sé lo difícil que es quedarse embarazada, no puedo evitar pensar qué le pasará a la princesa de Mónaco en el caso de que no pueda concebir o no pueda desarrollar vida en su útero. Bueno, me puedo imaginar que en ese caso recibiría todo tipo de atenciones médicas y tratamientos de fertilidad, sin listas de espera, sin preocuparse por hacer números. 

Pero, llegados a ese punto, imaginemos que da a luz y tiene un niño precioso, ¿qué pasará con ella? ¿La repudiará porqué ya ha cumplido su cometido y ya no necesita sus funciones reproductoras? 

¿No os parece también que están jugando con la vida de un ser que aún no ha nacido y que si viene a este mundo se va a encontrar con una tremenda falta de cariño? Bueno, ahora soy yo la que está prejuzgando. Igual a ese niño nunca le faltará amor de sus padres, pero ... qué tristeza me produce todo esto!

viernes, 8 de julio de 2011

Probando a postear desde el móvil

El teclado es muy pequeño pero es una buena opción para escribir sin el portátil.
Cada vez me gustan más y me asustan menos las nuevas tecnologías.

miércoles, 6 de julio de 2011

Poco tiempo para el blog

Últimamente ando bastante desconectada de la blogosfera maternal y con poco tiempo para pararme a escribir algo de lo que pueda sentirme orgullosa. Tengo las neuronas fritas, debe de ser la mezcla de calor y la cercanía de las vacaciones, pero lo cierto es que estoy dejando abandonado este blog y muchos de los que seguía con asiduidad. 

Quizá esta desgana tenga algo que ver con el hecho de que no he conseguido mi gran objetivo, que es quedarme embarazada. Quizá si ya lo hubiera conseguido os podría hablar de los controles, los análisis, las compras para el bebé... Creo que sería un blog más ameno, donde volcaría mis sentimientos ante la inminente maternidad o mis dudas, que seguro que os apresurarías a comentar. Ese era el objetivo inicial de este blog. 

En cambio, escribo de vez en cuando para contaros que este mes tampoco ha sido... que no me doy por vencida... que lo seguiré intentando... Vaya rollo, ¿no?

A todo esto se ha unido recientemente la amenaza del paro. Finalmente acabaré mi contrato el 30 de septiembre, yuhu, tres meses más de nómina. Cuando me lo comunicaron, rápidamente hice la suma mental y pensé, bueno, de ahí sacaré para pagar la cuna, el carro, los muebles, etc. Por mi bienestar físico y mental preferiría haber acabado ya, pero ese dinero nos vendrá bien de cara a los próximos años. 

Mis amigos periodistas me dicen que el paro es una excelente oportunidad para quedarse embarazada, que aproveche la circunstancia, porque nuestro trabajo no tiene horarios fijos ni mucho menos compatibles con las necesidades de un bebé. La verdad es que tienen toda la razón del mundo, pero nadie me asegura que vaya a quedarme embarazada en los próximos dos años. Y esa idea me reconcome. 

Me gustaría que me dierais ideas para poder afrontar lo que está por venir. Me gusta demasiado planificar y que todo se cumpla, pero esta vez siento que no tengo las riendas de mi vida.