Ayer dimos el adiós final al abuelo de Papá Mimoso. Ha sido un referente para mi marido, un gran abuelo y su pérdida ha producido mucho dolor entre nosotros. Tenía 95 años y una gran lucidez, pero la salud dejó de acompañarle hace tiempo.
Hemos pasado unos días bastante duros pero la muerte siempre tiene el poder de hacernos reflexionar sobre la vida y acaba teniendo un efecto terapéutico sobre nuestras almas. Es extraño sentirse triste pero a la vez reconfortada, pero ese suele ser el sentimiento que me provoca la pérdida de un ser cercano.
Hay que seguir adelante. Nuestras vidas empiezan a retomar su rutina, pero el abuelo siempre vivirá en nuestros recuerdos y en nuestro corazón.
Descanse en pau iaio!