Último día de vacaciones... tic tac... tic tac... se acaban... noooooooooooo! Bueno, en mes y medio estaré de vacaciones forzadas, no es para tanto, jeje.
Buenas a tod@s, papá mimoso y yo ya estamos en casa. Realmente hace casi una semana que regresamos del viaje, pero no hemos parado en casa. Hemos querido exprimir al máximo estas vacaciones, porque a saber cuándo y cómo serán las próximas.
Bueno, prometí una crónica del viaje que hicimos papá y yo la primera semana de agosto. Pasamos una semanita por tierras de Castilla y León, concretamente estuvimos por Segovia, Ávila y Salamanca. Ha sido un viaje gastronómico y cultural. Gastronómico por las comilonas que nos hemos pegado. Los quilitos de más que hemos traído a casa dan fe de lo bien que nos hemos portado en la mesa, jaja. En Segovia, el cochinillo. En Ávila, el chuletón. Y en Salamanca, probamos el hornazo, una empanada rellena de embutido ibérico que estaba para chuparse los dedos. Bueno, ha estado genial.
Decidimos hacer este viaje por nuestra cuenta, pero escogimos el bus como medio de transporte porque a ninguno de los dos nos gusta conducir, menos en vacaciones y por carreteras que no conocemos. La verdad es que nos gusta mucho el tren, pero en este caso nos salía muy económico viajar en autobús, ya que todas las ciudades que he mencionado cuentan con servicio regular y los billetes son muy baratos.
Pasamos los dos primeros días en Segovia. La paseamos por todos los rincones, desde el acueducto hasta el alcázar, pasando por decenas de iglesias y fachadas pintorescas. Al cabo de dos días, nos desplazamos a Ávila, donde tuvimos la inmensa suerte de pillar dos entradas para una visita teatralizada a las murallas. Nos encantó la ciudad, pero echamos en falta que el recinto amurallado no esté cerrado al tráfico. En comparación con Segovia y Salamanca, donde el centro histórico es peatonal, Ávila mantiene muchas calles abiertas al tráfico y parece que la cosa así pierde un poco de encanto.
Finalmente, de Salamanca nos gustó mucho la piedra ferruginosa que da ese aspecto oxidado a los edificios y principales monumentos de la ciudad, como la encantadora Plaza Mayor o la imponente Universidad. En casi todas las ciudades contratamos visitas guiadas y en general quedamos muy satisfechos de la manera cómo supimos aprovechar el tiempo.
Hemos comentado los dos que este ha sido uno de los mejores viajes que hemos hecho los dos solos porque no hemos discutido, nos hemos compenetrado perfectamente y nos hemos reído bastante. No obstante, hemos echado de menos a nuestros amigos, a los que conocimos hace tres veranos en un viaje a Portugal. Bueno, como acaban de ser padres no pensaban viajar este año, así que tuvimos que hacer esta escapada solos.
Al regresar a casa necesité dos días para acabar de curar un constipado que pillé en Ávila. Pero el resto del tiempo lo hemos aprovechado a tope para no olvidar estas vacaciones. Hemos ido de concierto, de correfoc, a pasar el día a la montaña a comer un gazpachito manchego, etc. Como veis no somos mucho de playa. A pesar de vivir a 35 km del mar, este verano no me he dado ni un chapuzón. Las de Madrid me vais a odiar, pero es que no me gusta nada el agua. Soy más de secano.
Mañana volveremos a la realidad. Como sabéis, me queda mes y medio de contrato, y además otra semana de vacaciones. De modo que no creo que me de tiempo para el agobio. Las últimas semanas de julio fueron insoportables, pero esta vez voy a hacer lo posible por acabar en este trabajo con una sonrisa en la boca.
El tema embarazo, pues nada, seguimos intentándolo, no hemos dejado de pensar en ello estas vacaciones. Dentro de una semana tenemos visita con la ginecóloga. He pensado en suspenderla miles de veces, porque no se cómo exponerle el tema. Me da palo que me diga que aún es pronto para preocuparse. La verdad es que llevamos 9 meses de búsqueda, aún estamos a un trimestre de la media para conseguir un embarazo, pero ya estamos muy desmoralizados. Nada, prometo crónica de la consulta, espero que no me envíe a freír espárragos.
¿Y vosotras cómo andáis? Os he estado leyendo, pero me ha resultado imposible comentar con el trasto de móvil que tengo. Tiene una pantalla demasiado pequeña para mis pezuñas de dedos, de modo que he sido incapaz de comentar. De todos modos, está la cosa muy parada ¿no?. Bueno, es señal de que estamos todas y todos disfrutando de unas vacaciones, de nuestras familias y de nuestros amigos. Supongo que en septiembre volverá todo a la normalidad. Yo ya he aterrizado, cuidaré la casa hasta que volváis.
Un abrazo.