miércoles, 29 de diciembre de 2010

Dos meses sin fumar

Foto: usuario de Flickr


Mañana cumpliré 60 días sin fumar. Mi pesadilla con el tabaco empezó bien jovencita, no recuerdo la edad para ser exactos. Creo que mis primeros cigarrillos fueron entre los 11 y los 12 años, eran esporádicos, robados furtivamente del paquete de Fortuna de mi padre. Él empezó a los 7 años y hoy, con 67, todavía fuma un paquete diario.

A los 15 años conocí a una chica en el instituto. Hicimos buenas migas. Nuestro secreto mejor guardado era la cajetilla de tabaco que compartíamos cada semana. Fumábamos a escondidas y nos divertíamos con ello. De repente, con 16 años, tuve una experiencia religiosa. Quise ser monja y no va de coña. Eso me da para otro post. Por lo que respecta al tabaco, lo dejé completamente. Estaba tan convencida que llegué a pensar que fumar era pecado. Dios mío!!! Nunca mejor dicho. Lo peor de todo es que rompí con mi amiga. A mis ojos, infectados de fe, ella era la inductora del pecado. Por supuesto, jamás entendió porqué lo habíamos dejado.

Con 17 cambié de instituto. Allí volví a encontrarme con alguna amigas de la infancia. Con ellas empezó la época de los excesos. Alcohol, tabaco y otras sustancias. Yo no abusé de nada, pero me enganché al tabaco. Ellas, más afortunadas, lo dejaron todo y adoptaron unos estilos de vida modélicos en todos los sentidos. También rompí con esas amigas, nuestros caminos se distanciaron demasiado.

Universidad, nuevos amigos, mi primer noviete, mi primer trabajo.... En todo me acompañó el tabaco. También cuando conocí a mi marido. Por entonces yo fumaba Fortuna mentolado (argg). Mi chico se me acercó y me pidió uno para probarlo. Yo pensé: !mierda! !será gorrón! Luego nos convertimos en amigos... amantes... fumadores de cigarros compartidos...

Desde entonces, hasta los 31, he fumado mucho, con ansiedad, a veces de forma enfermiza. No soportaba la idea de quedarme sin tabaco. Siempre llevaba 2 o 3 mecheros en el bolso, porque me daba vergüenza pedir fuego. Llegué a pensar que nunca sería capaz de viajar a Nueva York porque me parecía imposible aguantar 8 horas sin fumar.

Sin embargo, había una cosa que tenía muy clara: no empezaría a buscar un hijo hasta que no consiguiera dejar de fumar. Detestaba la idea de imaginarme embarazada y con un cigarro en la boca. Y ese es el motivo por el que he dejado de fumar.

Apaqué mi último cigarro, junto con mi marido (también exfumador), el 30 de octubre de 2010, sobre las 10.30 de la noche. Desde entonces hasta hoy reconozco que he tenido momentos duros. El tabaco está presente en casi todos los ámbitos en los que me muevo. Pero tampoco me está resultando tan difícil como esperaba.

Desde luego, nada es imposible si uno se lo propone y yo tengo un motivo.

5 comentarios:

Marido de Mama Mimosa dijo...

Como "personaje" implicado, quiero decir que para mi tampoco ha sido nada difícil. Ahora que estamos en "petit comite" puedo decir que no pensaba que mi mujer lo dejara tan fácil.

Me alegro mucho de haber tomado esa decisión y de haberlo hecho junto.

Marido de Mama Mimosa dijo...

FALTA UNA LETRA:

Me alegro mucho de haber tomado esa decisión y de haberlo hecho juntos.

Mama mimosa dijo...

Ayyy mare, ya te apañaré yo esta noche.... que los kilos que hemos cogido con lo de dejar de fumar (tema que se me ha olvidado comentar) hay que bajarlos de algún modo. jeje

madredemellizos dijo...

Venga! Lo peor ya ha pasado, pero atención, no bajes la guardia! En estos dias de cafés, sobremesa, amigos,...la tentacíon aparece! creo que has hecho una buena elección para tu salud y ...para la de tu futuro hijo!! Tampoco te obsesiones, que si recaes, siempre una pude levantarse!!!

Mama mimosa dijo...

"Madredemellizos", hablas por experiencia, ¿verdad? No estoy sufriendo tanto como pensaba. He pasado los últimos meses fumando tabaco de liar, no sé si tendrá a ver con ello, quizás es menos adictivo, no sé.

Ayer por casualidad topé con un programa TV3 sobre el tabaco y me quedé frita. Dicen los expertos que el cerebro de un exfumador guarda en la memoria el hábito, y que un sólo cigarrillo basta para volver a tener mono. Espero tener fuerzas para seguir dejándolo.
Un abrazo.