viernes, 30 de septiembre de 2011

¿Despedida?

Esta semana está siendo especialmente dura para mi. Supuestamente era mi última semana de trabajo, pero como me quedaba una semana de vacaciones antes del despido, pues no tenía más remedio que cogérmela. Realmente no la he disfrutado, porque me tuve que traer trabajo a casa para poder acabar mi última publicación. También tuve que ir al ayuntamiento el lunes, porque me quedaban asuntos pendientes y además tenía que recoger mis cosas. 

El miércoles por la tarde fui a rematar la publicación con mi jefe para darle el visto bueno antes de entrar en imprenta. Cuando acabamos, le pregunté cuándo tendría listos los papeles para ir a arreglarme el paro. Y aquí empieza mi desconcierto. Primero me dice que aún no ha hablado con su asesor para abordar ese tema. Al tenerme contratada, está recibiendo una bonificación que solicitó en su día por contratar a una mujer desempleada. Me dice que no sabe qué va a pasar con esa bonificación, teme que la tendrá que devolver al despedirme. 

Entonces yo le digo que no es mi culpa, que me despide él porque le han recortado la subvención del ayuntamiento y no me quiere seguir pagando lo mismo que hasta ahora. Y él me sale con que no le puedo dejar con el culo al aire, que necesita una redactora para el periódico y que si me voy yo no tiene a nadie que lo haga. 

Bueno, estupendo, pues me sigues pagando lo mismo que cobro ahora y los dos contentos, ¿no? Pues no, el caradura quiere que siga haciendo el mismo trabajo, cobrando la mitad, porque no tiene a nadie que lo haga. Me dice también que si no puedo hacerle el favor de buscar a otra persona. ¿Pero qué se piensa este hombre? ¿Que soy Teresa de Calcuta? 

Estoy muy desconcertada y muy enfadada, porque esto no es normal. Se supone que me va a despedir hoy y formalmente no he recibido el aviso con 15 días de antelación. Me siento indefensa. Me temo que me haga una putada. Para que lo entendáis mejor, veréis. El 3 de enero de 2009 me llama antes de una comida familiar navideña y me dice que me despidió el 31 de diciembre ¿?¿?¿? ¿Cómo? ¿Perdona?

Me explica que me ha tenido que despedir porque necesita poner la empresa a nombre de su hijo (chanchullo fijo) y que no me preocupe, que me va a volver a contratar enseguida. Dos semanas después, le pregunto y me dice que por no sé qué motivos no me podía contratar hasta pasado un tiempo, pero que siguiera trabajando, que él me iba a pagar en negro. 

Me fui a un abogado, le expuse el caso y me dijo que habiendo pasado ya los 15 días reglamentarios para pedir el paro, pues que no tendría derecho ni a solicitar el paro, ni a impugnar el despido. Me fui muy indignada ha hablar personalmente con el asesor de mi jefe. Le pregunté en qué condiciones se me había despedido y.... ta chan, ta chan.... era despido improcedente, con su correspondiente indemnización, más de 2000 euros. 

Llamo a mi jefe y le digo que me acabo de enterar de esto, que tiene muy poca vergüenza por cómo ha hecho las cosas, y que encima me esté ocultando que me debe ese dinero. Él me dio largas y me citó para una semana después. A todas estas, por recomendación de mi abogado, tenía que seguir trabajando por si las cosas se ponían feas y acababan en denuncia y juicio. 

Bueno, voy a hablar con él al cabo de una semana, y me dice QUE SE LE HABÍA OLVIDADO comentarme lo de la indemnización, y que no tenía dinero para pagármela. Que me la iría pagando poco a poco. En ese momento no sólo perdió toda la credibilidad que tenía, sino también la poca vergüenza que le quedaba. 

Como yo estaba sin derecho a paro y con pocas garantías de ganarle en un juicio, esperé pacientemente otras tres o cuatro semanas, el plazo que me dijo que era necesario para poder volverme a contratar. Y en abril de 2009 firmé mi actual contrato. Me respetó el sueldo anterior, el horario y el resto de condiciones. De modo que me podía dar con un canto en los dientes. 

Pero llegados a este punto, a día de hoy, sin saber qué se trae entre manos... ¿verdad que tengo motivos para desconfiar de él? 

Esta tarde le llamaré para preguntarle si ya tiene clara su parte, porque necesito saber si hoy me ha despedido, o si el lunes tengo que empezar a redactar el siguiente ejemplar de la publicación en cuestión. Estoy muy enfadada y tensa. Me siento pisoteada y estafada. 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Últimos días en el trabajo y a por el inglés

Estos últimos días en el trabajo se me están haciendo muuuuy laaaargos. Tengo unas ganas tremendas de acabar, ir al paro, arreglar mis papeles y olvidarme de todos los malos ratos que he pasado en los últimos meses. La tónica de estos días está siendo tranquila. Tengo bastante por hacer, pero lo voy haciendo a mi ritmo y sin estresarme. Si desde el principio lo hubiera hecho así, no habría acabado tan quemada.

Mientras espero a que pasen estos días, estoy preparando los papeles para matricularme en la Escuela Oficial de Idiomas. 

No sé cómo funciona la cosa en otras comunidades, pero en Valencia la oferta de plazas es tan reducida, que conseguir entrar es como si te hubiera tocado la lotería. Y a mí me ha tocado. Estoy que no me lo creo, pero al mismo tiempo pienso que me merecía tener algo de suerte. El viernes tengo cita para matricularme y en principio empiezo las clases la semana que viene. Voy a cursar el nivel intermedio de Inglés y me da mucho respeto, porque hace ya 14 años que acabé los estudios de COU y desde entonces no he vuelto a practicar el inglés. Me da mucho apuro, pero confío mucho en mi capacidad de esfuerzo. Otra cosa no tengo, pero siempre he sido muy aplicada en los estudios a base de dedicarle muchas horas. 

No sé qué será de mi en los próximos meses. Empiezo a sentir el peso de la incertidumbre. Desde que acabé la universidad no he parado nunca y como buen culo de mal asiento que soy, pues no me imagino sin nada que hacer. Ir a clases de inglés es un buen principio, pero seamos realistas, son sólo cuatro horas a la semana, necesito hacer más cosas para ocupar mi tiempo. 

Sobretodo, lo necesito para no pensar en lo único, ya sabéis. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Ya estamos en casa

Después de esta semana tan movidita, el cuerpo me pedía descansar y dormir buena cosa antes de afrontar mis últimas semanas de curro. Os cuento cómo fue la cosa, no sin antes agradeceros los comentarios tan cariñosos que me dejasteis en la anterior entrada. 

El martes por la mañana, estando yo en el curro, me llama mi hermana para decirme que mi madre se queda ingresada para operar de urgencia. Habían ido a la consulta del cardiólogo derivadas por el médico de cabecera después de que mi madre sufriera varios mareos desde principios del mes de agosto. Pensábamos al principio que era cosa del calor, pero con el tiempo descubrimos que tenía la tensión alterada (muy alta o muy baja) y después se confirmó que el problema venía de las bajas pulsaciones. La mujer no subía de 30- 35 pulsaciones, lo cual le provocaba mareos y sudores fríos. El caso es que nos habían advertido de que la solución era un marcapasos, pero no pensábamos ni de lejos que en la primera consulta con el cardiólogo ya se iba a quedar ingresada. 

Acabé mi jornada y me fui pitando para el hospital, pero para entonces habían subido a mi madre a planta y habían aplazado la operación para el día siguiente. Esa noche me quedé con ella en el hospital. La mujer estaba bastante asustada, pero durmió más o menos bien. Al día siguiente le hicieron la intervención y ya se quedó ingresada en la UCI por precaución, de modo que me vine a casa para descansar mejor. 

No la subieron a planta hasta pasadas las 24 horas de la intervención, así que al día siguiente volví al hospital ya por la tarde. Volvimos a pasar la noche juntas, esta vez más tranquilas las dos, aunque en el hospital no se descansa tan bien como en casa. El viernes a mediodía, por fin, le dieron el alta y volvimos a casa. Mi madre está genial, tiene color de cara y no ese aspecto de cansada que tenía en las últimas semanas. Los médicos no se explicaban cómo podía tenerse en pie y caminar, así que debemos de dar gracias porque se lo hayan detectado pronto y ya esté operada. 

Han sido unos días intensos y he tenido poco tiempo para leeros y poder ponerme al día. Al volver a casa me esperaban algunas coladas de ropa, la compra semanal y la limpieza de casa, que parece mentira pero cómo se ensucia todo y lo que cuesta de limpiar. 

A partir de mañana voy a dedicarme 100% al curro. El tiempo que he pasado esta semana en el hospital tengo que recuperarlo de algún modo, ya que me quedan dos semanas de curro y tengo que dejar lista mi última publicación antes de cogerme la semana de vacaciones que me queda. 

Esta semana tendré que estar atenta también a mi cuerpo, a ver cómo reacciona después del tratamiento que me puso la ginecóloga. He llevado muy bien el tema de la progesterona, ni mareos, ni sueño, nada de nada. Tampoco tengo síntomas de regla, ni por supuesto de embarazo. Veremos cómo sigue la cosa. 
Un abrazo.

jueves, 8 de septiembre de 2011

En el hospital

Me paso brevemente por el blog para comentaros que estos días ando y andaré un poco desaparecida ya que a mi madre la acaban de operar. Ha sido algo inesperado pero está bien, le han colocado un marcapasos para regular sus pulsaciones, que andaban por el suelo. 

He estado estos días con ella en el hospital, pero ayer, tras operarla, la pasaron a la UCI para tenerla controlada, y sólo la podemos visitar en un horario determinado, bastante restringido. Calculamos que mañana, si no pasa nada, le darán el alta. 

Como no dispongo de tarifa de datos para el móvil, ni red wifi en el hospital, pues a penas he podido leeros ni comentar nada. En cuanto pase esto, me pongo al día. Os echo de menos, un abrazo!